¡Por ser mujeres… NOS ESTAN MATANDO!

Sarahi

Soy mujer. Y un entrañable calor me abriga cuando el mundo me golpea. El calor de las otras mujeres, de aquellas que hicieron de la vida este rincón sensible, luchador, de piel suave y tierno corazón guerrero.

Alejandra Pizarnik

 

El feminicidio es la forma más extrema de violencia contra las mujeres-VcM y representa un problema social muy grave ya que refleja una estructura de dominación y violencia que se ha mantenido por siglos.

En Ecuador se reconoce la figura del femicidio a través del Código Orgánico Integral Penal (COIP) en el Art. 141 el cual especifica: “La persona que, como resultado de relaciones de poder manifestadas en cualquier tipo de violencia, dé muerte a una mujer por el hecho de serlo o por su condición de género, será sancionada con pena privativa de libertad de veintidós a veintiséis años”.

Sin embargo, un total de 103 mujeres murieron de forma violenta entre el 1 de enero y el 2 de agosto de este año según el Colectivo Geografía Crítica[1]. Por su parte el  Ministerio del Interior registra 103 femicidios en lo que va del 2017 según informaron el 24 de julio[2] .

Esto da cuenta de la complejidad del problema, ya que, por un lado, no existen registros unificados que visibilicen las muertes violentas de mujeres y por otro que no basta con reconocer legalmente la figura del femicidio sino de todo un trabajo multidisciplinario que permita contrarrestar las causas estructurales de estas muertes.

Conocer y mejorar las estadísticas actuales del feminicidio en Ecuador y la región es parte de la lucha para enfrentar esta pandemia de la violencia contra las mujeres. Esto debe motivarnos a actuar y asumir esas historias no como un dato más o una simple y fría estadística, sino convertir esa información en consciencia y sensibilizarnos para actuar por transformar esa lógica que la justifica por medio de una cultura misógina.

Aprendamos  a reconocer en esas mujeres que ya no están, sus historias, sueños, familias y sus esfuerzos, para de esta forma avivar la lucha por vidas libres de violencia contra las mujeres utilizando la memoria como instrumento de rebeldía,  poder y justicia.

Foto: Colectivo Geografia Critica Ecuador

Para la guatemalteca Ana Leticia Aguilar el feminicidio es un problema social de dimensiones aún desconocidas. A través de esta figura penal, la muerte violenta de las mujeres puede ser resignificada desde una perspectiva de género evidenciando que no son hechos aislados, individuales, casuales o externos, sino que responden a causas estructurales, a la sumisión en que la sociedad patriarcal ubica a las mujeres como un colectivo subordinado.[3]

Entre algunas demandas que se han formulado para contar con instrumentos efectivos y con estrategias que prevengan la VcM en todas sus manifestaciones, podemos destacar las siguientes:

  • Mejorar o elaborar leyes adecuadas a la realidad y necesidades concretas de las mujeres que incluya la prevención, atención, reparación y sanción de la violencia contra las mujeres.
  • Contar con un sistema único y desagregado de registro de datos sobre violencia de género y violencia contras las mujeres.
  • Establecer un presupuesto suficiente y permanente para prevenir la VcM y establecer mecanismos para su uso estratégico y rendiciones de cuentas.
  • Acelerar los procedimientos de la Fiscalía para acusar a los femicidas, evitando así la impunidad de estos crímenes.
  • Dar cumplimiento al Derecho Internacional en materia de igualdad y no discriminación hacia las mujeres.
  • Denunciar las prácticas machistas que se reproducen en las instituciones y espacios públicos y privados ya sea la escuela o universidad o la familia, los medios de comunicación, la calle, el trabajo, etc.
  • Asegurar una educación no sexista y una formación integral, continua y profunda con las y los profesionales de la salud, de trabajo social, abogados, fiscales, policía y tod*s aquell*s que trabajen con mujeres agredidas y otras áreas concernidas.

Finalmente, resulta fundamental visibilizar el trabajo arduo, comprometido y sincero principalmente de las organizaciones de mujeres y feministas que desde muchos rincones del planeta y de América Latina aúnan esfuerzos para crear estrategias, reconocer mecanismos de auto y legítima defensa frente a la violencia patriarcal.

Formas creativas e innovadoras, que se vienen accionando desde la sororidad, amplían ahora el paraguas que acoge a nuevas iniciativas, mostrando una consciencia que va creciendo y que se resiste al patriarcado y sus tentáculos. Acciones que vinculan el teatro, la música, danza, cine y también las clásicas estrategias que siguen estando vigentes, como la incidencia y la formación política, son mecanismos que tendrán que ampliarse y mejorar, pero desde ya, están configurando, desde la diversidad y la rebeldía, una nueva radiografía de la realidad y de la organización de mujeres críticas al patriarcado.

Y aunque los retos son grandes y complejos, valorar y rememorar lo aprendido, compartido y conseguido, nos hace más fuertes y nos brinda la posibilidad de reconocernos con las otras, con nuestro trabajo, con nuestra voluntad de transformación y resistencia.

VivasNosQueremos-NiUnaMenos

JusticiaParaVanessa/Angie/Valentina/Gaby…

[1]  ElComercio.com

[2] ElComercio.com

[3] http://www.fiscalia.gob.ec/images/publicaciones/femicidiopc.pdf

 

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