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La agenda del Papa y la violencia de género contra las mujeres

Bloqueando la Violencia Blog

Compartimos con ustedes la colaboración de nuestro blogger invitado, Manuel

Manuel Bartra Mujica es abogado laboralista, graduado con honores en la Universidad de Lima, con especialidades de post grado en gestión del talento. Además de su actividad profesional, escribe columnas de opinión respecto a sus intereses políticos y sociales.

 

La inminente venida del Papa al Perú en un ambiente convulsionado por la ola endémica de violaciones y agresiones de peruanos contra las mujeres ocurridas durante los últimos meses amerita ciertas reflexiones sobre la influencia del Papa y la Iglesia en torno a la materia. ¿Cuánto puede influir la presencia y el mensaje que el Papa dirigirá a todos los peruanos y peruanas en términos de prevención de violencia contra las mujeres por razones de género? En realidad, no queda claro si abordará si quiera esa temática.

Sin embargo, muchos creemos que como líder religioso sí esta moralmente obligado a tratar este problema social que no sólo afecta a las mujeres católicas, sino a toda mujer y hombre, independientemente de su credo personal. Después de todo, el Papa estará visitando al tercer país del mundo que más violaciones registra, después de Bangladesh y Etiopía según ha revelado la ONU.

Foto: Franco Origlia/Getty Images

Aun cuando la Iglesia, históricamente, ha discriminado y excluido a las mujeres durante más de 2 mil años de sus círculos de poder, los ingenuos aún abrazamos la esperanza que este Papa pueda cambiar ese patrón y por tanto referirse -por lo menos- al problema.

Después de todo, acaso el mensaje de Cristo no era de solidaridad al prójimo, de justicia y de inclusión.

Ergo, pocos ejes tan cristianos como solidarizarse con la violencia física, sexual y psicológica que 7 de cada 10 peruanas sufren por parte de sus parejas o ex-parejas, que estadística y paradójicamente son católicos y/o religiosos en su mayoría.

Por tanto y así como las empresas se deben a sus trabajadores que hacen posible la marcha del negocio, las iglesias se deben a sus feligreses (y no al revés), quiénes con su devoción le dan continuidad y respaldo a dicha organización, de modo que en manos de los y las feligreses esta que el Papa incluya en su agenda del próximo 18 de enero un tema tan cristiano y urgente como la prevención de la violencia contra las mujeres, causa a la que tod*s -incluyendo colegios, universidades, empresas, prensa, sociedad civil y por supuesto el Estado- debemos sumarnos y así enfrentar, denunciar y renunciar a los patrones socio-culturales machistas que yacen detrás.

Ojalá que este Papa sí actúe como un auténtico cristiano y, al mismo tiempo, los cristianos y cristianas le exijan a su Papa actuar como tal.

 

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LA NATURALIZACIÓN DE LA VIOLENCIA, MÁS CERCA DE LO QUE CREEMOS…

Sarahi

LA NATURALIZACIÓN DE LA VIOLENCIA, MÁS CERCA DE LO QUE CREEMOS…

El problema de las mujeres siempre ha sido un problema de hombres…

Simone de Beauvoir

 

La violencia contra las mujeres es una violación a los derechos humanos y por su frecuencia, manifestaciones e impactos es necesario analizarla como violencia sistemática que debe enfrentarse de manera integral y que compete a divers*s actor*s y a la sociedad en su conjunto.

La violencia contras las mujeres (VcM) se sustenta en las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres, sostenidas por estructuras sociales y culturales que las legitiman y respaldan.  De esta manera, se mantienen los mecanismos de control sobre los cuerpos y vidas de las mujeres, impidiendo el goce pleno de sus derechos, en particular a la integridad y su desarrollo personal.

Resulta fundamental tomar en cuenta otras interseccionalidades con las cuales se recrudece la violencia hacia las mujeres como la clase social, etnia, orientación sexual, entre otras.

Partiendo de esta premisa, en el caso ecuatoriano,  podemos distinguir la prevalencia y niveles más altos de VcM  en indígenas y afroecuatorianas con porcentajes del 67,8% y del 66,7% respectivamente, frente a un 59,1% de las mujeres mestizas.[1]

Entender la violencia como parte de un sistema patriarcal pero también, sexista, racista, colonial, es necesario para identificar las causas, intereses y relaciones de poder que mantienen la violencia como forma de control, dominio y subordinación de las mujeres.

En un reciente estudio llamado “Sí pero no. La aceptación implícita de la violencia contra las mujeres en el Perú”, se demuestra claramente que la postura de rechazo frontal a la VcM es cada vez mayor y que, en efecto, rechazarla disminuye las agresiones perpetradas por los violentadores. Sin embargo, esta postura sigue siendo superficial pues se evidencia que un 45% de hombres justificarían una potencial agresión física contra una mujer por alguna razón.

Las actitudes sí influyen en los niveles de violencia pues las personas con actitudes que justifican o son favorables a la VcM experimentan más violencia, ya sea como agredidas o como agresores, esto se demuestra con los resultados del estudio antes mencionado, por ejemplo:

“El 59.6 % de estudiantes que acepta explícita e implícitamente la VcM y la subordinación y que al mismo tiempo experimentan VcM en el último año, tienen un promedio de 22 ataques por año, mientras que aquellos que la rechazan explícitamente pero que a pesar de ello también han experimentado VcM durante el último año (29.3 %), tienen un promedio de 3.8 ataques”[2].

 

A esta evidencia se debe agregar el grado de naturalización y  consecuente absolución que esperan los agresores, pues el 50.5% de ellos no sabe si sus parejas los perdonarían, mientras que el 95% de las mujeres mencionan claramente que no los perdonarían. De igual forma, se contrastan las consecuencias esperadas, por un lado los hombres creen que solo 39.5% de sus parejas les denunciarían mientras que un 76.4% de las mujeres dijeron que sí los denunciarían[3].

También resulta alarmante que el 85% de hombres que rechazan explícitamente la subordinación y VcM, implícitamete las justifiquen.  Es decir, que las actitudes que se reproducen de manera inconsciente, directa, sin meditación cognitiva, automáticamente pasan por una serie de justificativos que van desde la instrumentalización, culpabilización, minimización, negación o hasta la indefensión.[4]

En el caso de las mujeres, del total que rechaza la subordinación y la VcM, el 71% la justificaría implícitamente, es decir, de cada 100 personas que rechazan la violencia solo 14 hombres y 29 mujeres realmente la hacen.[5]

Bajo este complejo entramado de complicidad, naturalización e impunidad, reafirmar el compromiso de combatir la violencia contra las mujeres y priorizar así el trabajo de prevención, visibilización, denuncia y tolerancia cero debe ser una prioridad para el conjunto de la sociedad.

[1] Encuesta Nacional sobre Relaciones Familiares y Violencia de Género. INEC 2011

[2] Ibídem pág. 71.

[3] Ibídem pág. 60

[4] Ibídem, pág. 34

[5] Ibídem, pág. 65

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¡Por ser mujeres… NOS ESTAN MATANDO!

Sarahi

Soy mujer. Y un entrañable calor me abriga cuando el mundo me golpea. El calor de las otras mujeres, de aquellas que hicieron de la vida este rincón sensible, luchador, de piel suave y tierno corazón guerrero.

Alejandra Pizarnik

 

El feminicidio es la forma más extrema de violencia contra las mujeres-VcM y representa un problema social muy grave ya que refleja una estructura de dominación y violencia que se ha mantenido por siglos.

En Ecuador se reconoce la figura del femicidio a través del Código Orgánico Integral Penal (COIP) en el Art. 141 el cual especifica: “La persona que, como resultado de relaciones de poder manifestadas en cualquier tipo de violencia, dé muerte a una mujer por el hecho de serlo o por su condición de género, será sancionada con pena privativa de libertad de veintidós a veintiséis años”.

Sin embargo, un total de 103 mujeres murieron de forma violenta entre el 1 de enero y el 2 de agosto de este año según el Colectivo Geografía Crítica[1]. Por su parte el  Ministerio del Interior registra 103 femicidios en lo que va del 2017 según informaron el 24 de julio[2] .

Esto da cuenta de la complejidad del problema, ya que, por un lado, no existen registros unificados que visibilicen las muertes violentas de mujeres y por otro que no basta con reconocer legalmente la figura del femicidio sino de todo un trabajo multidisciplinario que permita contrarrestar las causas estructurales de estas muertes.

Conocer y mejorar las estadísticas actuales del feminicidio en Ecuador y la región es parte de la lucha para enfrentar esta pandemia de la violencia contra las mujeres. Esto debe motivarnos a actuar y asumir esas historias no como un dato más o una simple y fría estadística, sino convertir esa información en consciencia y sensibilizarnos para actuar por transformar esa lógica que la justifica por medio de una cultura misógina.

Aprendamos  a reconocer en esas mujeres que ya no están, sus historias, sueños, familias y sus esfuerzos, para de esta forma avivar la lucha por vidas libres de violencia contra las mujeres utilizando la memoria como instrumento de rebeldía,  poder y justicia.

Foto: Colectivo Geografia Critica Ecuador

Para la guatemalteca Ana Leticia Aguilar el feminicidio es un problema social de dimensiones aún desconocidas. A través de esta figura penal, la muerte violenta de las mujeres puede ser resignificada desde una perspectiva de género evidenciando que no son hechos aislados, individuales, casuales o externos, sino que responden a causas estructurales, a la sumisión en que la sociedad patriarcal ubica a las mujeres como un colectivo subordinado.[3]

Entre algunas demandas que se han formulado para contar con instrumentos efectivos y con estrategias que prevengan la VcM en todas sus manifestaciones, podemos destacar las siguientes:

  • Mejorar o elaborar leyes adecuadas a la realidad y necesidades concretas de las mujeres que incluya la prevención, atención, reparación y sanción de la violencia contra las mujeres.
  • Contar con un sistema único y desagregado de registro de datos sobre violencia de género y violencia contras las mujeres.
  • Establecer un presupuesto suficiente y permanente para prevenir la VcM y establecer mecanismos para su uso estratégico y rendiciones de cuentas.
  • Acelerar los procedimientos de la Fiscalía para acusar a los femicidas, evitando así la impunidad de estos crímenes.
  • Dar cumplimiento al Derecho Internacional en materia de igualdad y no discriminación hacia las mujeres.
  • Denunciar las prácticas machistas que se reproducen en las instituciones y espacios públicos y privados ya sea la escuela o universidad o la familia, los medios de comunicación, la calle, el trabajo, etc.
  • Asegurar una educación no sexista y una formación integral, continua y profunda con las y los profesionales de la salud, de trabajo social, abogados, fiscales, policía y tod*s aquell*s que trabajen con mujeres agredidas y otras áreas concernidas.

Finalmente, resulta fundamental visibilizar el trabajo arduo, comprometido y sincero principalmente de las organizaciones de mujeres y feministas que desde muchos rincones del planeta y de América Latina aúnan esfuerzos para crear estrategias, reconocer mecanismos de auto y legítima defensa frente a la violencia patriarcal.

Formas creativas e innovadoras, que se vienen accionando desde la sororidad, amplían ahora el paraguas que acoge a nuevas iniciativas, mostrando una consciencia que va creciendo y que se resiste al patriarcado y sus tentáculos. Acciones que vinculan el teatro, la música, danza, cine y también las clásicas estrategias que siguen estando vigentes, como la incidencia y la formación política, son mecanismos que tendrán que ampliarse y mejorar, pero desde ya, están configurando, desde la diversidad y la rebeldía, una nueva radiografía de la realidad y de la organización de mujeres críticas al patriarcado.

Y aunque los retos son grandes y complejos, valorar y rememorar lo aprendido, compartido y conseguido, nos hace más fuertes y nos brinda la posibilidad de reconocernos con las otras, con nuestro trabajo, con nuestra voluntad de transformación y resistencia.

VivasNosQueremos-NiUnaMenos

JusticiaParaVanessa/Angie/Valentina/Gaby…

[1]  ElComercio.com

[2] ElComercio.com

[3] http://www.fiscalia.gob.ec/images/publicaciones/femicidiopc.pdf

 

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